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¿Por qué los coches tienen los colores que tienen y no otros?

¿Por qué los coches tienen los colores que tienen y no otros? La importancia del color en el producto.

El coche es el producto de consumo por excelencia en nuestra cultura, así como una decisión de compra importante en la vida de una persona. Habitualmente encontramos con que los amantes de los coches tienen dos o más coches… o que cambian muy a menudo de vehículo. Pero lo habitual de una persona normal de a pié es que se tengan 2-3 coches con características muy diferentes en toda una vida. Curiosamente, estos vehículos elegidos suelen coincidir con las etapas vitales de la persona: el primer coche (pre-adolescente, de aprendizaje), el coche de la madurez adulta (de utilidad) y el de la madurez vital (status). Y responden a las necesidades de esa persona en cada una de esas etapas. Obviamente, los fabricantes de coches luchan (y consiguen) que la frecuencia de cambio de coche sea cada vez más rápida y explotan las perspectivas psicológicas del consumidor (coches eco, coches crisis de la mediana edad, coche de «¿has formado una familia?», coche aventurero, etc… ).

En este artículo vamos a hablar de una circunstancia CLAVE en el desarrollo de un producto como el coche. Y esta circunstancia es el color. Cuando pensamos en un coche pensamos en él como un todo al que asociamos unas características psicológicas y una utilidad percibida. Un color que desentone con el mensaje o que destruya la imagen mental que quiere transmitir la marca supone un desastre en ciernes. ¿Qué supondría un Ashton Martin sin su color verde inglés? ¿O un Ferrari Testarossa sin su rouge característico? ¿Y un todo terreno sin colores tierra? Aunque nunca faltarán varios colores básicos, como el blanco, el metalizado y el negro.

Pensemos por un momento que existen literalmente millones de colores, de los que el ojo humano puede captar una fracción. Si, si, los equipos y reproductores pueden ofrecer, hoy, más colores de los que el ojo puede distinguir y percibir. Y cada color o gama de los mismos tiene asociados valores fundamentales que nuestra cultura asocia. Además, el clima y la cultura de cada país o región geográfica determina qué color es el adecuado, porque varían de un lugar a otro: colores cálidos en zonas cálidas y colores más fuertes o apagados en zonas lluviosas tienen mayor demanda. Al fin y al cabo, se pretende vender también un estilo de vida junto con el coche que se adquiere.

Los fabricantes planifican antes de crear el producto las necesidades que éste va a cubrir en el mercado y crean el coche para solventarlas, de forma que armonicen todos los aspectos. El tamaño viene determinado por la función y el tamaño influye en el color, porque los coches pequeños pueden tener colores más vivos y los coches grandes tienen a ser más oscuros.  El público más joven necesita colores más agresivos y más divertidos.  Un público más adulto necesita colores discretos. Y ambos tipos de público demandan tamaños diferentes.

Pero además de estas reglas generales, se hacen estudios muy completos de tendencias para conocer cuales son los colores de moda en próximas temporadas y cuales van a ser los que van a causar rechazo o son asociados a la obsolescencia o a valores negativos. Se hacen también estudios de mercado completos con clientes del público que compone el mercado objetivo y se barajan miles de colores y texturas. Las variables son muy amplias, hasta 90 en coches de alta gama y más de 70 en coches utilitarios: brillo, grano, bitonalidad, comportamiento con la luz, vista al agua, fondos, esmaltes, profundidad de pintura, decapado, uso de múltiples colores… son algunas de ellas.

Es de total actualidad el hecho de que el cliente pueda configurar su vehículo con diferentes colores en áreas simétricas, personalizándolo a su gusto. Pero siempre dentro de la paleta de colores que la marca determina y acota, porque es labor principal de la marca proteger su propia imagen evitando que circulen «aberraciones» que encantan a sus dueños pero lesionan la imagen que se quiere transmitir.

El color del vehículo que se utiliza como referencia en el lanzamiento cobra especial importancia, puesto que será el que se utilice tanto en la labor promocional clave como en los vehículos de prueba para especialistas. Un coche, como cualquier producto, quiere proyectar una personalidad atractiva a la persona que desea comprarlo. Y muchas veces se explota esa componente de personalidad en elementos como la «cara» del coche: los «ojos» = faros, las «orejas» = retrovisores, la «boca»= parrilla, dándoles aspectos felinos para los coches agresivos o humanos para los coches familiares. El color es uno de los elementos más importantes para configurar esa personalidad.

Al fin y al cabo, estamos ya lejos de los tiempos fordianos: «Todo americano podrá tener el coche del color que quiera, siempre que éste sea negro»- Henry Ford-. Esperamos que los disfruten.